Personas que inspiran: Estée Lauder
- Paula de Brillant
- 26 mar 2020
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 10 may 2020
“Nunca soñé con el éxito. Trabajé para llegar a él”. —Estée Lauder

Estée Lauder, la fundadora de la empresa que lleva su nombre, fue una visionaria y un modelo a seguir. Fue una mujer luchadora que demostró que todo era posible, si te atrevías a soñar con ello y tenías el valor y las agallas para perseguirlo. Esta mujer, adelantada a su tiempo en todos los sentidos, creó y dirigió una de las empresas más prestigiosas e innovadoras del mundo, además de ser esposa, madre y amiga leal de muchos. E hizo todo esto con carisma, buen humor y un estilo exquisito. Tenía pasión por la belleza y creía totalmente en su poder.
"Nunca debes subestimar los deseos de ninguna mujer por ser bella" — Estée Lauder
La Sra. Estée Lauder puso en marcha su empresa con cuatro productos para el cuidado de la piel y una sencilla premisa: cualquier mujer puede ser hermosa. Sobre la base de esta filosofía, combinada con perseverancia, creatividad y pasión, cambió la cara de la industria de los cosméticos.
Sus comienzos
Josephine Esther Mentzer es el nombre de nacimiento de Estée Lauder, que se crió con su madre de origen húngaro, Rose, y su padre de ascendencia checa, Max, en el barrio de Queens, Nueva York. El nombre Estée es una variación de su sobrenombre, Esty. Su interés por la belleza se despertó cuando estaba en la escuela secundaria y su tío húngaro vino a vivir con su familia. Este creaba suaves cremas hidratantes, primero en la cocina y después en un laboratorio instalado en un establo al fondo. Gracias a su tío, Estée no sólo aprendió el modo de preparar cremas maravillosas, sino también cómo aplicarlas en los rostros de las mujeres.
A finales de la década de 1920, Estée conoció a Joseph Lauter. Se casaron en 1930 y se mudaron al distrito de Manhattan. Poco después, la pareja adoptó el apellido Lauder, corrigiendo un error ortográfico que se remontaba a la época en que el padre de Joseph emigró de Austria a Estados Unidos.
Estée comenzó vendiendo productos para el cuidado de la piel y maquillaje en salones de belleza, realizando demostraciones a las mujeres que acudían a estos lugares mientras estaban sentadas bajo los secadores de cabello. En 1946, ella y Joseph Lauder presentaron oficialmente la empresa y un año más tarde recibieron su primer pedido importante: productos por valor de 800 dólares para la tienda Saks Fifth Avenue.

Saber qué quieren las mujeres
Estée tenía un instinto natural para saber qué querían las mujeres y se convirtió además en una consumada vendedora y comerciante. Creía que –para vender– era necesario tocar a la consumidora, demostrarle los resultados en su rostro y explicar los productos. Así comenzó el servicio personal de la empresa conocido como 'High-Touch', o sea 'toque de alto nivel'. Ella revolucionó el modo de presentación de los productos introduciendo su famoso concepto de ‘Regalo con la compra’ que, posteriormente, imitarían otras empresas de productos cosméticos y que ya es una práctica estándar en la industria.
Cuando la marca Estée Lauder comenzó a anunciarse, Estée insistió en que las imágenes tenían que ser tanto deseadas como accesibles y seleccionó una modelo para representar la imagen de la marca en cualquier momento. Estée eligió el color turquesa pálido para los tarros de la marca, ya que pensaba que transmitía una sensación de lujo, además de combinar bien con la decoración de cualquier sala de baño. Asistió a todas y cada una de las aperturas de nuevas tiendas y alargaba su estancia allí durante una semana para instruir a sus asesoras de belleza en técnicas de venta y presentación de productos. Siempre elegante y bien vestida, cruzaba el país para reunirse con compradores y editores de revistas de belleza, así como para hablar con sus clientas. Ella era la personificación de todo un departamento de investigación.
Décadas antes de que las redes sociales se hicieran populares, Estée llevaba a cabo campañas de marketing ‘boca a boca’. Su lema, repetido como un mantra, era ‘Teléfono, telégrafo, cuéntaselo a una mujer’. Creía que las mujeres a las que les gustaban sus productos, propagarían su mensaje.
"Nadie ha tenido nunca éxito sin arriesgarse… Hay que ser capaz de reconocer el momento y aprovecharlo sin demora" —Estée Lauder
Ampliando los límites de la belleza Estée Lauder fue una pionera en el cuidado de la piel, pero también tenía una maravillosa ‘nariz’ para los aromas. Uno de sus primeros éxitos fue Youth-Dew, una mezcla de aceites de rosa, jazmín, vetiver y pachuli que dio fama a sus capacidades olfativas.

Hasta la década de 1950, la mayoría de las mujeres reservaba sus fragancias para ocasiones especiales. Las mujeres esperaban que sus maridos les regalaran un perfume en su cumpleaños o aniversario de bodas. Estée deseaba encontrar una manera para que las mujeres compraran sus propios perfumes, por lo que en 1953 creó Youth-Dew, un aceite de baño que también perfumaba la piel. Esta innovación revolucionó la industria de los cosméticos, cambiando la manera en que se vendían las fragancias y transformando esta empresa principiante en un negocio multimillonario.
Estée era el prototipo de empresaria que rechazaba el consejo de expertos y que no aceptaba nada excepto lo mejor de lo mejor. Desafiaba constantemente el status quo y fue descrita como alguien a quien sencillamente era imposible contradecir. Supervisó la creación de otras cinco nuevas marcas –Aramis, Clinique, Prescriptives, Lab Series y Origins– y siempre insistía en que los productos de la empresa tenían que fabricarse con ingredientes de la máxima calidad.
Un ícono norteamericano Estée Lauder fue una emprendedora norteamericana icónica. Se mantenía siempre al tanto de las tendencias de la moda y fundó su marca homónima en una época en la que Givenchy, Chanel, Dior, Balenciaga y otros diseñadores daban forma a las creaciones de última moda. Amaba la ciudad de Nueva York y se inspiró en su cultura sofisticada, vibrante y elegante. A mediados del siglo XX, Nueva York era el centro mundial del arte, la arquitectura, la innovación y el espíritu empresarial. Aunque el corazón de Estée estaba en Nueva York, también tenía casas en el sur de Francia, Londres y Palm Beach, entre otros lugares. Viajó por el mundo y le encantaba visitar museos y galerías de arte, asistir a desfiles de moda y aprender sobre sus clientas y sus respectivas culturas.
Como empresaria visionaria, Estée Lauder fue galardonada con numerosos premios durante toda su carrera. Uno de los hitos de su vida fue la condecoración de la Legión de Honor francesa. Apoyó numerosos programas culturales y cívicos, así como otras causas benéficas, incluida la restauración del Palacio de Versalles y la construcción de varios parques infantiles en Central Park, un parque de Nueva York.

Para Estée, la única cosa más importante que la empresa era su familia y se mostró encantada cuando sus hijos y nietos se unieron a la empresa familiar. Estée se jubiló en 1995 y falleció en el año 2004.
Su inspiración, hoy. El mundo ha cambiado radicalmente desde que Estée Lauder creó su marca en 1946. Pero los valores esenciales que encarnaba son más relevantes e inspiradores que nunca para mujeres de todas las generaciones. En la actualidad, la empresa atrae a mujeres en más de 150 países y territorios y en docenas de puntos de contacto, tanto en tiendas como en línea. Y cada relación refleja siempre las poderosas y auténticas convicciones de Estée, así como su singular visión.
--- Fuente: Estee Lauder Companies
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